Pueblos y ciudades se ven inundados por mares de luces que adornan sus calles dándoles un alegre colorido, porque ha llegado esa época del año, esa en la que mini-hombrecillos vestidos de rojo y un peculiar ''trío la la la'' cuelgan de las rejas de ventanas y balcones de todos los hogares. En el interior de estos, grandes árboles decorados con infinita variedad de adornos, aguardan que bajo ellos se depositen los regalos que los peques de la casa, y ''no tan peques'', esperan con entusiasmo.
Época donde la suerte brinda un regalo a algunos afortunados, es decir, la lotería. Esa que es capaz de ocupar minutos y minutos del telediario y hace destapar numerosas botellas de cava. Por otra parte queda la desilusión de aquellos a los que el azar no quiso premiar y se resignan a "a ver si hay suerte la próxima vez''.
Yo me considero afortunada, porque a mi sí me ha tocado la lotería, pero...no hablo de la que da dinero, sino de mi familia y mis amigos. Y es que el dinero te ayuda a vivir mejor, pero en la vida hay cosas mucho más importantes. Personalmente en esta época no hay cosa que me satisfaga más que estar con los que más quiero y disfrutar el momento.
-Feliz Navidad y próspero 2012-
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